Elegir el camino más largo

Camino

Hay dos tipos de personas: las que llegan directas a los sitios y las que siempre eligen el camino más largo. Y sí, yo soy del segundo tipo. Es curioso cómo a veces pienso «no lo voy a volver a hacer, esta vez voy a ir directa a mi objetivo». Pero al final, no puedo luchar con mi naturaleza y acabo entreteniéndome, conociendo a gente y ganando experiencias mientras recorro un largo camino antes de llegar a mi destino final.

Como ya habréis deducido, el camino es solo una metáfora de la vida. Desde que somos pequeños nos enseñan a seguir una serie de pasos «lógicos»: estudiar, ir a la universidad, hacer prácticas profesionales, conseguir un trabajo, casarte, tener hijos, seguir trabajando, jubilarte… Dicho así suena un poco frío pero es cierto, ¿verdad?

Sin embargo, no todos podemos seguir estos pasos, o por lo menos no en este orden. Hay algunos inconformistas a los que nos gusta tomar el camino más largo. A veces nos arrepentimos de las decisiones que tomamos, pero siempre tenemos el consuelo de saber que hemos sido fieles a nosotros mismos.

Hoy en día la situación laboral es desastrosa. Sin embargo, cuando empecé a estudiar la carrera de Periodismo allá por el 2001 y cuando acabé en el 2007, la cosa ya estaba bastante mal. Aún así, no sé si por una mezcla de la ingeniudad que te da la juventud o porque realmente la cosa no estaba tan mal como ahora, trabajar en un medio de comunicación no parecía una misión imposible. Y por eso me permití el lujo de no quedarme en Madrid nada más acabar la carrera como hicieron la mayoría de mis compañeros. Lo lógico hubiese sido aprovechar el último año de carrera para «pillar» unas prácticas y aferrarse a ellas el tiempo necesario hasta que me ofrecieran una renovación de beca para más adelante conseguir (o no) el anhelado contrato.

Pero como he dicho anteriormente, siempre me ha gustado tomar el camino más largo. Y este camino me llevó a trabajar como periodista gracias a becas hoy en día inexistentes en Reino Unido y Canadá. Grandes experiencias, grandes viviencias y grandes personas las que me encontré por el camino. Pero claro, a la vuelta a Madrid mis compañeros ya estaban más o menos establecidos y yo seguía como cuando acabé la carrera, sin ninguna certeza laboral. En estos momentos te planteas ¿me tendría que haber quedado? Sin duda mi vida hubiese sido diferente, más estable pero con la espinita de saber que estaba acallando a mi instinto. Y esto siempre acaba saliendo de alguna manera.

La vida me ha enseñado que hay que tomar decisiones con cabeza pero sin olvidarse de VIVIR, así con mayúsculas. Ninguna decisión es definitiva, todo puede cambiar de un día para otro, y al final lo único que merecerá la pena serán las viviencias, las experiencias, los momentos de felicidad. Hay personas que los consiguen recorriendo el camino más corto. Pero los inconformistas por mucho que queramos ir directos a nuestro destino, siempre acabamos desviándonos.

Cada uno es libre de decidir. Y lo bueno es que ninguna de las dos opciones es mejor que otra. La mejor opción es la que la persona decida, la que se ajuste a sus necesidades, deseos y circunstancias. Además, ninguna decisión que se tome ahora tiene por qué ser definitiva en el futuro. Si se ha decidido tomar el camino más largo esto no quiere decir que siempre haya que callejear para llegar a la meta. Y lo mismo sucede con el camino más corto, nada te impide desviarte y perderte justo antes de llegar a tu destino si eso es lo que necesitas.

La realidad es que nunca se acaba de andar. Siempre hay que volver a decidir y a veces toca retroceder, desviarse… Y no es ningún fracaso.

Disfruta del paseo y recuerda, lo mejor siempre está por llegar.

Acerca de Beatriz Cebas

Directora de Comunicación y Marketing Digital para la industria del cine, el sector cultural y del entretenimiento. Fundadora de Flamingo Comunicación.
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8 respuestas a Elegir el camino más largo

  1. dora dijo:

    bravo!

  2. Cristina Hontanilla dijo:

    Sabes que tu post me ayuda especialmente en estos días Bea… No contenta con irme de España por aquella época, cuando tú, me volví a ir con 28… ahora con 30 estoy de vuelta y me tiemblan las piernas de pensar que nada de lo que haces vale la pena en un país como este… Pero bueno, no seamos negativos y pensemos en lo vivido, yo desde luego voy servida, aunque a veces me pregunte si hice o no bien, en ambas ocasiones.
    Un abrazo!!!!

  3. Idoia Chacartegui dijo:

    ¡¡¡Muy buen post!!! Yo creo que, aunque ahora esté todo un poco negro, seguro que todas estas vivencias te servirán y conseguirás ir acercándote a tu objetivo. Aunque también es cierto que los objetivos van cambiando con el paso del tiempo y las experiencias que tenemos (en mi caso han cambiado como de la noche al día). Por eso, como dices, nunca se acaba de andar.
    «Al final todo saldrá bien, y si no sale bien es que aún o es el final» 🙂

  4. beatrizcebas dijo:

    Hola Cristina:
    Yo me lo he preguntado mil veces y al final la conclusión siempre es la misma. En cada momento hice lo que consideraba que era mejor para mí. Equivocarse y «fracasar» es parte de la vida, no hay nadie que no lo haga, así que lo mejor es mirar siempre hacia delante y como decía en el post, vivir y disfrutar del paseo 🙂
    ¡Ánimo!

  5. beatrizcebas dijo:

    Hola Idoia:
    Es verdad que a veces somos muy duros con nosotros mismos pero como comentas, todas las experiencias que vivimos nos sirven, las buenas y las malas, así que tenemos que aprovecharlas. Y claro que sí, al final todo sale, y lo que era una prioridad hace unos años, resulta que ahora no lo es tanto. Es parte de la vida y nos tenemos que adaptar a ella día a día.
    Gracias por leer el blog 🙂
    Bea

  6. Pingback: Elegir el camino más largo | La Chica Sonora

  7. Lluís dijo:

    Ah, que bueno… las decisiones de la vida!!! No hay ningún patrón válido a la hora de juzgar el resultado de nuestras decisiones. Cada cual lo ve desde un punto de vista distinto y emite su veredicto desde su realidad… así que la única forma que se me antoja para saber si hemos decidido bien es volver la atención hacia nuestra conciencia y ver que nos dice. Un muy buen momento es al acostarse… en ese pequeño instante de conexión.
    Se me ocurren muchas más cosas, pero dudo que añadieran nada mejor, que la escucha atenta de nuestra CONSCIENCIA para que nos sirva de guía.
    Muchas gracias por compartir tus experiencias.
    FELIZ MOMENTO

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